Para contruir esta visión, transcribo a continuación un párrafo del libro Danzando con el Cosmos: “Debe tenerse en cuenta que el sentido de la Astrología no es predecir acontecimientos, esto debe enfatizarse. La Astrología trabaja con significados. Por tanto, puede anticipar el significado de los tiempos con todo rigor; pero sólo muy pobremente los sucesos específicos.' En decir que, más que esforzarnos por pre-decir hechos (algo que nunca puede hacerse de manera concluyente o con certeza) debemos comprender la naturaleza de los acontecimientos que posiblemente viviremos."
Algo que debemos recordar –hasta el cansancio, diría yo– es que los seres humanos somos repetitivos: tropezaremos dos, tres, cinco y hasta cien veces con la misma piedra antes de intentar algo nuevo. ¿Por qué digo esto? La predicción en Astrología se basa en ésta tendencia del hombre de repetir un mismo patrón/actitud/hecho una y otra vez, sin conciencia. Entonces, ante un aspecto/posición planetaria cualquiera, ¿por qué sucede aquello que pre-decimos? Porque (como humanos) no hemos ideado formas diferentes de lidiar con “eso” que plantea el Cielo (digo “eso” por no decir energía, que es un término ambivalente). Por que, como humanidad, no hemos creado nuevos patrones, nuevos arquetipos para expresar la matriz zodiacal/estelar, diría Carutti.
Entonces, ¿cómo abordar de la mejor manera posible la predicción? Me parece que una forma inteligente sería la de sugerir a nuestro consultante las manifestaciones que puede tomar la carta y sus respectivos tránsitos en su vida, sin olvidarme de su biografía personal. No sirve especular infinitamente sobre las modalidades en que una persona puede expresar su Marte conjunción Plutón, o su Mercurio en Casa Ocho... por ejemplo; tenemos que tener a la persona enfrente, y determinar qué porción de su carta expresa realmente. Nunca vivimos toda la carta: “hacemos identidad” en un sector de ella, en unos planetas, en un puñado de aspectos, y el resto lo proyectamos.
Hay que reconocerlo: somos limitados, la creatividad no es lo común, pero podemos apostar a generar y crear nuevas formas de expresar lo natal (llegar a ser todo eso que la carta promete y que, con frecuencia, sólo se queda en un par de aspectos, planetas o casas) y también nuevas formas de resonar con lo externo (los tránsitos); finalmente, nuevos arquetipos de los aspectos planetarios.
¿Cómo? Imaginemos la carta como la totalidad de lo que somos: cada sector, cada planeta, una parte nuestra, una “habitación de la casa” que somos. Sucede que no habitamos TODAS LAS HABITACIONES (valga la redundancia): algunas las conocemos, otras están cerradas, ni las queremos ver. Los tránsitos sirven para ver qué parte de la carta (es decir, de la Conciencia) está “pidiendo ampliación”: una habitación más, para que entre otra parte de mí, que fue –en principio– negada, y expulsada de la casa.
Es complejo pero integrador, a mi parecer, concebir los tránsitos de esta manera.
Lo segundo a tener en cuenta es el símbolo y la tarea de la interpretación en sí. Todo objeto o concepto tiene siete planos de interpretación. ¡Siete! Lo que significa que, para cada hecho o cambio que vemos a través de los símbolos de la carta, no sólo puede haber muchas más posibilidades de una misma temática (es decir, en un plano de interpretación que podríamos llamar “horizontal”), sino también diferentes significados y planos de interpretación en un sentido “vertical”.
Lo segundo a tener en cuenta es el símbolo y la tarea de la interpretación en sí. Todo objeto o concepto tiene siete planos de interpretación. ¡Siete! Lo que significa que, para cada hecho o cambio que vemos a través de los símbolos de la carta, no sólo puede haber muchas más posibilidades de una misma temática (es decir, en un plano de interpretación que podríamos llamar “horizontal”), sino también diferentes significados y planos de interpretación en un sentido “vertical”.
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¿Por qué? En principio habría que señalar que por definición el símbolo es inagotable en sus significados; reducirlos a un puñado de enunciados y creer que sólo es “eso” que decimos, implica perdernos de la riqueza que puede ofrecernos. Y aquí cabe todo símbolo astrológico: planetas, signos, casas, aspectos, ángulos, el intérprete/astrólogo ¡y hasta el consultante mismo! Todo es simbólico. Nuestra vida es simbólica. Así, cuando interpretamos, recortamos ese mar de posibilidades que es el símbolo y obtenemos un par de ellas, tantas como tengamos ganas de enunciar en una clase o durante una consulta. Pero, para una carta determinada, para un consultante específico, debemos conocer la forma en que el individuo plasmó las energías de la carta en su vida. De esa forma, es fácil predecir, porque sabremos en dónde radica la dificultad del individuo.
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Una de las funciones del símbolo es la de mover conductas psicológicas: así que, por ejemplo, si yo veo que se puede haber conflictos por el lado de Marte (peleas, discusiones, posibles accidentes, energía rebosante) haré lo que pueda para canalizar esa energía de la manera más constructiva que pueda. No para evitar lo malo que pueda pasarme, sino para intentar vivir el aspecto más suave o superior de eso que parece in-eludible y tan terrible (los tránsitos).
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Entonces, leemos símbolos, no hechos. Nada hay en una hoja de papel con un par de gráficos dibujados en ella, que pueda cambiar mi vida... a menos que yo lo quiera... O, dicho de otra manera, no hay nada en los planetas allá afuera, en el cielo, que me haga hacer cosas o me provoque nada, sino que eso que simboliza (porque así le hemos acordado previamente) ¡a mí me mueve conductas! Me insta a hacer algo. Y aquí no cabe el miedo. La Astrología debe servir para liberar, y no para dar miedo. No podemos observar unos cálculos (efemérides) y temer ante lo que un planeta “puede hacernos”. Sí, lógicamente, tenemos el argumento a favor de que la última vez de que Marte pasó por mi Casa Cinco, mi hija tuvo un accidente o algo por el estilo. Y a lo mejor, era un indicativo nada más. A lo mejor, sucedió. ¿Se podría haber prevenido el accidente? Probablemente sí. ¿Era seguro que mi hija se iba a accidentar? ¿Quién puede determinarlo a ciencia cierta...? Nadie. Pero lo que quiero decir es que la Astrología no puede generar temor, sino que está justamente para ayudarnos a dejar de tenerlo; de lo contrario, pierde su objetivo esencial.
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¿Y cómo podemos generar nuevas actitudes? Viendo otras formas de expresar Marte en nuestra vida cotidiana, por ejemplo: en lugar de discutir, ser asertivos: decir las cosas que pensamos, ser duros si es necesario, pero también ser gentiles, contemplar el opuesto (Venus/Libra). Y así, estamos inaugurando nuevas formas arquetípicas de Marte, por ejemplo. Los que vengan después de nosotros, ya tendrán habilitadas nuevas formas de expresión de esa cualidad.
Cuesta creerlo al principio, pero así es: formamos entre todos una Conciencia Colectiva, un entretejido en el que cada ser humano es una célula vida, con un pasado en común y funcionando en base a conductas establecidas. Es hora de recrearlas, en la medida de nuestras posibilidades, con nuestro esfuerzo diario.
Transcribo una parte más del libro: “Teniendo esto en cuenta, podemos darnos cuenta de la utilidad del seguimiento y el análisis de los tránsitos en la Carta Natal: se trata de una oportunidad continuamente renovada de observarnos a nosotros mismos en la danza de las diferentes cualidades o funciones que nos componen. Día a día se suceden las combinaciones que ponen de manifiesto los distintos aspectos de nuestra personalidad y, probablemente, de la relación entre nuestra personalidad y el alma.”
Por otro lado, a la hora de interpretar, a menudo olvidamos los diferentes niveles de significados que tiene cada símbolo. Recordemos, entonces, que los planetas simbolizan a la vez:
- una cualidad energética
- un arquetipo del inconsciente colectivo
- una función e imagen psíquica personal
- una zona del cuerpo
- acontecimientos (casas)
- objetos, animales, plantas, etc
¡Todo eso está presente en cada símbolo! ¡Miren si no hay tela para cortar! Cuántas cosas salen a la hora de interpretar y cuántas otras se quedan en el tintero.
¿Para qué sirve esto? Para establecer un orden en la interpretación: enunciar uno o dos elementos para cada plano de realidad, ya sea interno o externo. Muchas veces sucede que vamos desde una cualidad psicológica de la persona, al vínculo que tiene con el hermano –tratándose de Mercurio, por ejemplo– y luego hacia el tema de los viajes y de vuelta a su aspecto mental (o sea, una condición psicológica). Habría que mantener un orden sobre las posibles manifestaciones de un tránsito; así “tal planeta puede expresarse internamente como (cualidad interna)”. Habiendo explorado este nivel, recién pasar al siguiente. Y así. A veces lo hacemos, a veces no. Creo que tener un esquema claro ayuda a conectar ambos hemisferios y lograr una buena lectura.
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Así, los tránsitos vistos desde esta óptica dejan ver su mayores "bondades" y podemos sacar de ellos un buen provecho.